sábado, 14 de agosto de 2010

La Niebla de San Jacinto

¡Alto!, ¡No avances mas!.

¿Acaso no sientes la brisa cálida que en las noches de San Jacinto se extiende desde la cañada, mas allá de los ocotes en donde los revolucionarios  colgaran a los dueños de la hacienda que se negaron a pagar, hasta la barda de la iglesia abandonada en donde un incendio arrancó la vida a quinientos fieles que se negaron a abandonar la misa, esperando a que sus fervorosos rezos extinguieran las llamas?

¡Huye!, ¡Huye cuando la bruma se posa sobre la hierba cual manto de nieve que esconde en su seno a los retoños del mal que germinan y maduran en una sola noche!

Hoy es la noche de San Jacinto, se puede ver ya a la niebla nacer de las gotas de rocío que el viento ha depositado sobre la tierra. Guarda silencio y escucharas el siseo en el cual las diminutas perlas se extinguen para convertirse en una nube blanca que se hace cada vez mas grande, posandose en la tierra , adelgazándose para extenderse tanto como sea posible. Guarda silencio y escucharas el grito desesperado de sus víctimas que corren intentando escapar: ratones, insectos, culebras... la niebla arrasa con todo aquello que este vivo, lo devora, lo hace suyo, satisface su sed de almas.

Pero fijare bien, solo en aquellos puntos en donde crece la flor de San Jacinto la niebla se mantiene apartada, formando esos extraños huecos de color amarillo, refugios para quienes deseen escapar del terror de su llegada.

Hace mucho tiempo, cuando yo era niño, un joven vino y se quedo en la cañada con sus amigos justo en la noche de San Jacinto. Todos, excepto él, desaparecieron. Recuerdo que mi padre lo encontró justo entre esos árboles y lo llevó a casa, su mirada era de terror y entre las manos sostenía un frasco de cristal en donde había capturado un poco de niebla. Recuerdo que pude ver el frasco antes de que mi madre me ordenara apartarme de él. La niebla se movía dentro del frasco formando remolinos, se concentraba en un rincón y luego golpeaba la tapa con fiereza, la niebla quería escapar.



Vinieron de la capital para llevárselo y no se supo nada de él en muchos años, aunque nadie esperaba verlo de nuevo, llegó con muchos de sus amigos, dicen que también su novia, y se fue solo con un frasco lleno de esa niebla maldita, ni siquiera pudo llevarse los cadáveres.


Cuando crecí me fui al otro lado de la frontera, a trabajar. Estuve allá muchos años hasta que regresé para casarme con tu abuela, cuando volví todo eso estaba lleno de flores de San Jacinto. Me contaron que aquel chico volvió dos años después de que yo me fuera con un camión lleno de esas flores y que las plantó el solo en toda la cañada. Dicen que se quedo a vivir un tiempo en el pueblo, hasta que un día desapareció.


Por esos años no se volvió a ver la niebla de San Jacinto, pero ahora ya quedan pocas flores y nadie viene a plantar nuevas, creo que a nadie le interesan las viejas historias ni mucho menos plantar flores, por eso la niebla está volviendo.


Si, ya sé que hoy es día de San Pablo, le llamamos niebla de San Jacinto por las flores, que así se llaman. Nunca sabemos cuando aparecerá la niebla, a veces apare varias noches seguidas, a veces tarda años, pero cuando lo hace nadie debe acercarse.


¡Mira allí!, dos personas se acercan a la niebla, por sus ropas parecen de la capital, son un hombre y una mujer. ¡No!, quédate aquí, no podrás alcanzarlos antes de que la niebla los cubra, y puede que también te atrape a ti.


Allí va otro corriendo, es un niño un poco más grande que tu, creo que lo he visto en la iglesia. Va corriendo hacia ellos y gritando para que se alejen, pero ellos no lo escuchan.


Ese niño se ha acercado demasiado y la niebla se ha movido hacia él. Mira como lo rodea. El ya se dio cuenta y está trepando ese árbol, pero no le servirá de nada, nadie escapa a la niebla. Mira como la niebla crece y sube por el tronco. Por más que el niño intente subir por entre las ramas no puede escapar. Observa como la niebla asciende hasta cubrir por completo el árbol. Por eso te pedí que no fueras.


Ahora va la pareja, mientras avanzan la niebla se abre, los está dejando llegar hasta el centro de la nube. Y mira, la niebla ha descendido del árbol, sin dejar rastro alguno del niño, mañana alguien tendrá que avisar a su madre que no volverá.


La pareja alcanzó un grupo de flores y se han detenido, si se quedaran allí toda la noche podrían salvarse, pero no lo harán. Él se arrodilla y corta una flor para colocarla  en el cabello de ella,se besan y siguen caminando.


La niebla ya está cerrando el círculo a su alrededor, ellos lo han notado pero siguen caminando, no saben lo que les sucederá.


Mira como se agita la niebla a su alrededor, la niebla tiene inteligencia, sabe lo que hace y le gusta jugar con sus víctimas,


Ella se tropieza y cae de frente sobre la bruma blanca, el chico se ríe, no se ha dado cuenta de que ella no se tropezó, sino que fue arrastrada por la niebla. Ha dejado de reírse, ya se dio cuenta de que ella no se levanta. Mira como abate con las manos a la nube, parece que el cuerpo de ella ya ha desaparecido. El grita algo mientras busca, seguro que está gritando el nombre de la chica.


Aprende bien esto, la niebla es un demonio que disfruta con el sufrimiento de las personas, observa, le ha arrancado los brazos al chico. La niebla bien pudo haberlo matado rápido, sin dolor, pero no lo hará.


El chico corre con sus brazos sangrantes, gritando desesperadamente... se ha tropezado y ha caído, mira la niebla como se agita, escucha sus gritos, lo está matando poco a poco, pedazo por pedazo, a esta distancia se pueden escuchar sus gritos.


Las campanas de la iglesia repican, ya han informado al sacerdote, apréndete bien esa tonada, significa que hoy es Noche de San Jacinto y que nadie debe acercarse a la cañada.


Los gritos del hombre han cesado, debes ir a casa ahora, cuando tus padres escuchen las campanas saldrán a buscarte. No, yo no puedo ir contigo, solo pude venir a evitar que siguieras caminando hacia la cañada, ahora debo regresar.


Dale un gran beso a tu mamá de mi parte, pero no le digas que hablaste conmigo, se asustarán si se enteran de que hablaste con un muerto.

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